Mg. Cristina Alvarenga
Directora General de Vek Power
Cada vez que tengo la oportunidad de brindar una jornada de formación sobre la movilidad eléctrica, surge la siguiente consulta ¿de qué me sirve (a nivel de sostenibilidad) adquirir un vehículo eléctrico y estar cargándolo con energía eléctrica convencional?
Es una de las preguntas más comunes, ante esto, me gustaría introducir la explicación, compartiendo con ustedes, según el informe estadístico de la UT (Unidad de Transacciones) aprobado para 2023 (disponible en línea en: Informe Estadistico Anual Enero-Diciembre 2023.pdf) , la matriz energética de nuestro país, es una matriz diversa y casi el 60% corresponde a generación renovable, este escenario puede ser más favorable para 2024.
Por lo tanto, desde el punto de vista estadístico, al adquirir un vehículo eléctrico, es probable que el 50% de la carga sea generada por una fuente renovable. Deseo continuar contextualizando, antes de introducir la importancia del ciclo sostenible de carga.
Los vehículos eléctricos, son impulsados en el proceso de la transición energética justa por las bajas emisiones de GEI y por contribuir a la independencia de los combustibles fósiles, a pesar de ello, siempre existen muchos detractores que refutan estas teorías con un sin número de argumentos, los cuales no citaré en esta oportunidad.
¿Qué pasa si mi vehículo lo estoy cargando con energía convencional? Siempre estamos contribuyendo al medio ambiente, siempre será menor el impacto comparado con un vehículo de combustión, esto por todo el proceso que se requiere para “llenar el tanque” de un vehículo de gasolina o diésel, lo que sí debemos pensar es que, podemos contribuir a mejorar estas condiciones.
Actualmente, existe una tendencia aún más fuerte de la necesidad de la generación de energía limpia, no solo en El Salvador, es una tendencia a nivel internacional, se requiere más políticas públicas que incentiven a los usuarios finales para convertirse en productores de su propia energía, no podemos incidir en la matriz energética de El Salvador, pues esto depende de inversiones en plantas solares sobre suelo, parques eólicos, hidroeléctricas, entre otros, no es parte de lo que podamos aportar como solución, pero sí podemos sumarnos a la generación distribuida de nuestro país, invirtiendo en plantas solares para nuestras casas, empresas o industrias, es así como podemos planificar nuestra carga de una forma eficiente y con la utilización del recurso, es decir, cargar nuestro vehículos en horas pico de generación solar.
Entonces, podemos comprender que, el ciclo sostenible de carga es garantizar la carga de nuestras unidades eléctricas por medio de una fuente renovable, permitiendo así reducir aún más las emisiones de gases y contribuyendo positivamente a nuestro camino a la sostenibilidad. En otros términos, se le conoce carga verde, esto también incluye los elementos necesarios para garantizar la menor cantidad de pérdidas que se pueden tener en la carga, permitiendo que los beneficios ecológicos de la movilidad eléctrica no se vean opacados por otros factores que podemos resolver.
Más adelante, nuestro país crecerá en las redes inteligentes, esto permitirá incluir otros procesos para dinamizar nuestra matriz energética, incluir otros beneficios y a la vez garantizar que El Salvador avance de forma comprometida en el proceso de la transición energética justa.
Aprovechar la carga de los vehículos, por ejemplo, a la hora del almuerzo, hora que la producción solar es más alta, así estamos completando el ciclo sostenible de carga.
¿Por qué hablamos de plantas solares? Si bien es cierto, las fuentes renovables son diversas, a nivel de generación distribuida, la energía más factible técnica y económicamente hablando, es la solar fotovoltaica, actualmente con múltiples ventajas económicas que garantizan hasta un 80% de ahorro en la factura de energía eléctrica y con retornos de inversión entre 3.2 y 5 años.
Así que, con el crecimiento del parque vehicular eléctrico de El Salvador y apostándole a un transporte más limpio, eficiente y que, favorece la reducción de la contaminación auditiva, de gases, entre otros factores que se suman a los ODS.
Recordemos: las pequeñas acciones, generan grandes impactos.